jueves, 7 de febrero de 2008

xXx Los Esquizitos - Los Esquizitos. (1998) xXx De Cenicienta a Rosa Salvaje xXx


De Cenicienta a Rosa Salvaje

Y creo que les gusta fregar, creerse señoras para olvidar que fueron secretarias de sus esposos, ¿a poco no?; la mayoría se amarró a su viejo en la oficina. Y de ahí les viene su miedo de que otra gata se los baje; a mi se me hace que así piensan o de que otra manera puedes explicar su coraje.
Te estoy hablando de cinco, seis señoras, las que casualmente ya no trabajan; nomás están de ociosas, viendo quién entra y cómo sale. Viejas que no saben qué hacer con sus mañanas cuando sus escuincles están en la escuela. Se levantan, los arreglan y vuelven a acostarse. Se van parando a eso de las once y luego salen, todavía en pijama, a revisar los rincones del edificio y, claro, siempre encuentran pretextos para llamarme guandajona. Cuidan con más celo a sus mugrientas escaleras que a sus chamacos traviesos.
¿Qué no se ponen a pensar la chinga que es levantarse a las seis de la mañana para entrar a las siete? Y no vas a creerlo, pero si llego cinco minutos tarde, me dicen que los tengo que reponer, que tengo que salir a las once y cinco. Ya quisiera verlas empinadas trapeando, mientras hace un frío de la fregada. Ellas bien calientitas, echadas, mientras yo tengo los dedos morados, tiesos y mi naricita chueca hecha paleta. Y luego, quisiera verlas recogiendo la basura, metiendo las manos entre la porquería. ¡Hay que ver lo puerca que es esta gente! Entre más lujos tiene, más marrana.
Se las dan de santas, pero ¿cómo explicas que cada quince días encuentro unas pantaletas tiradas en el estacionamiento entre los coches? Así como si se las hubieran quitado a la carrera. La primera vez que las encontré, dije,"ya me valié"; ¡pero, qué asco! Una vez hasta estaban llenas de menstruación. A lo mejor son de la morenilla, la hija de la del 18-05. ¡Habías de ver los pleitos que se agarran! Hija y madre. Una a otra, se acusan de putas. Bien chistoso. Has de saber que las ventanas rechinan al abrirse. Y cuando empiezan los gritos ¡nomás oyeras el rechinadero en todo el edificio! Para oír bien el agarrón.
Con una madre así. Yo también me conseguiría a alguien con quien darle vuelo a la hilacha. No en balde la dejó el marido. Vieja más amargada y lengua de víbora no conozco. Esa señora es mi martirio, es mi cruz. Tiene un perrote y tres veces al día sube a la azotea para que se orine. Y se las dan de limpias; si yo, que soy yo, me doy cuenta de que eso no está bien; ellas, que son ellas, no son para decirle: “Reme, nos va a dar lagañas con los orines de tu perro”, o algo, ¿no?
Pero, eso sí, en las juntas del edificio, bien que la Reme me acusa de que no lavo la azotea. Que jamás ha estado tan puerca. Pero nadie le dice que es por su culpa. Nadie se atreve a reclamarle o tendrían que oír la boquita que se carga. Fácilmente ganaría el campeonato de "La vieja argüendera; categoría pico de oro", si existiera ese concurso. Se lleva de calle a las de mi colonia. Pero ¡ni madres!, para lavar orines, nomás los de mis hijos. ¡Qué voy andar limpiando miados de perritos fufurufos! Déjame prender un cigarro para que se me baje el entripado...
Pero no nada más me espían las viejas, también me espía un muchacho de la casa de enfrente. Ay, está bien chulito. Es francés; bueno, sus padres son franceses. Tiene los ojos azules azules y la ceja negra negra. Y bien velludito del pecho y ¡ajajay, nomás me acuerdo y me da escalofrío! El cartero, que es mi cuate, me lo anda encandilando.
Es pan comido el francesito, bien que lo he cachado cómo me mira. Te juro que las cuatro horas que me la paso aquí, no me pierde de vista mientras estoy barriendo la calle o el estacionamiento. Cuando llego, ya está paradito, entre sus cortinas, echándome ojo. De seguro ya le dijo algo al cartero, porque éste siempre me está cotorreando: que qué tal parlo francés. Que si me gustaría conocer la torre ifel, que él me lleva dónde enseñan francés. Bien payaso que es el canijo cartero, porque mi francesito bien que sabe español. Si ya lo he escuchado cuando habla con su papá. Han de tener harta lana, porque toda la familia se va dos veces al año a Francia.
No me hago ilusiones... Bueno, sí me hago; qué le voy hacer, con mis veintiséis años todavía no se me acaban los sueños. Ay, no seré Rosa Salvaje, pero quién quita y se me aparece mi príncipe. Porque lo Cenicienta ni quién me lo quite.


Hija De Familia Y Virgen


Imagínate lo que sentí cuando me invitó a salir mi francesito! Estaba yo que no cabía en ningún lado. La primera vez que salimos, ¡uy, me hubieras visto!; andaba más culeca que la gallina de los huevos de oro: Les tomé prestadas a mis hermanas unas garritas, le robé un poquito de perfume de gardenias a mi mamá y me peiné a la Madonna -los pelos parados con jugo de naranja y azúcar y ¡párale de contar!: un look a todo dar. Empecé a arreglarme tres horas antes de la cita.
No te exagero, pero cuando me vio mi francesito nomás abrió tamaña boca y peló unos ojotes que hubieras visto. ¡Pus, claro, si me veía como toda una burguesita. Bien chulo que me preguntó que a dónde íbamos y yo bien decente le dije que a dónde quisiera. Sí, ¿no?; se ve mal que a la primera una escoja el lugar. Ay, ¿qué crees que dijo?: "¿De veras? ¿Dónde yo quiera?" Así, bien insinuante. Y que me hago la occisa.
Sentí feo, la verdad. Uh, tú no me conoces. Yo soy reimaginativa, ¡uy, cómo vuela mi imaginación! Todo el tiempo me había estado diciendo: "El francesito es bien decente"; por fin tendré alguien que me invite al cine, un café, un helado. Digo, tener un novio de verdad. Como mi Ale, mi novio de niña. No sé, pero como que los hombres se imaginan que una mujer con hijos ya no puede tener novio. Luego luego, como perros, se van sobre la carne. ,
Sí, te iba diciendo. Me hice la desentendida y le dije: “Sí, digo, un helado de acá a la vuelta” ¡Mi corazón! Qué bárbaro, ¡cómo latía!; no quería ni respirar. Qué pena. Y mis manos, haz de cuenta que veladora en 12 de diciembre. ¡Mi sueño, mi más caro sueño! Por fin iba sentada a su lado. Los dos en su coche blanco (maneja como idiota, eso sí). Iba con una playerita, de esas rayadas, de nylon. Cuando ví que tenía abrochados todos los botones, me dio mala espina. Pensé: "Uy, no; éste es de los regañados, hijo de mamita". Así se me hacen los hombres que se arropan toditos.
Para no hacértela cansada. En la nevería le dije que tenía una hija. No le dije del niño porque se me hizo que lo iba a asustar; le eché el cuento de que era divorciada, de que estudiaba prepa... Me adorné lo más que pude. Insistió en llevarme a mi casa y ahí nos dieron las dos de la mañana en el puro güirigüiri.
Mira, para qué más que la verdad: Si; me dijo que papas. Hasta... este, como decirte...Pues la verdad,¿no? Es que me da vergüenza. Total: me enseñó un condón. Poquito me faltó para que le dijera: "Bonito tu globito". Hacerme la babosa, ¿no?, pero nomás dije:"Ah..."
Pero eso no fue nada. Hubieras visto lo que pasó la segunda vez que salimos. De entrada, de sopetón me dijo que, en primera, no iba a seguir perdiendo su tiempo, que ya no más heladitos y tonterías por el estilo, que ya estaba grandecito para andar de manita emparafinada con una divorciada. Que eso se lo dejaba, ¡fíjate lo que me dijo!, para su novia que era hija de familia y virgen. Ay, sí; bien feo que sentí.
Todavía le hablé de que fuéramos amigos y yo temblaba como palomita correteada. Estábamos en su coche y él, así como diciendo que para onde jalábamos y yo nomás, callada callada y agarrada de los tablones de mi falda tipo Olivia Niutonyón. No sé, pero cuando me hieren, me atarugo todita. Me llevó a la Puerta del Sol, allá por la carretera; nomás nos estuvimos afuera, no entramos. Porque me dije: "No, ni máiz. Pus éste ¿qué se cree?, o a ¿quién cree que está tratando? ¡Ora sí, ya ni los de mi colonia! Los babosos de mi barrio siquiera la hacen cansada, le hacen al cuento. No que este idiota, así de órale. Tas pendejo. ¿Qué dijiste?, qué barata me salió: dos helados y acostón, y limpiecita. Ah, mira, qué taruga te la encontraste".
¡Pero lo hubieras visto! ¡El hombre estaba que trinaba de coraje! De repente me dio miedo, no te creas que no. Pero yo también me aferré. Me llevó a mi casa cerca de la medianoche y ahí sí sufrí, pa que veas. Y es que se puso a suplicarme, que no fuera malita, que comprendiera que con su novia nada de nada y que como cuates. Así, con sus ojitos tristes y a la luz de la luna se veía insoportablemente bello. ¡Se veía bien mordible! El pobre nomás se agarraba y se agarraba, igualito como un niño cuando le anda de la pipí. Y se retorcía y casi no podía hablar, todo se le iba en el 'ándale, no seas malita, que te cuesta'.Yo me hacía como que la Virgen me hablaba, pero de reojo bien que miraba dónde te conté: 'Ahorita, le revienta el cierre'.
Al último nomás me jalaba bien fuerte la mano para ponérmela ahí merito. Y yo: "No y no" Y ya cuando por fin me dije: "Bueno, pues ya es hora de ayudar a este pobre pendejo". Pero, ¿qué crees? Nomás me le acerqué; ¡no, qué! Ni me le acerqué: nomás mi cabeza rozó su hombro y ¡pum! Ya. Ni hubo necesidad de hacerle nada... No, de plano; los chancludos de mi colonia se van y se vienen más sabroso. Esos sí aguantan vara.

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1. Lancha con fondo de cristal.
2. Santo y lunave.
3. El moscardón.
4. Buenos modales.
5. Juan mota.
6. I walked with a zombie.
7. Esperate cariño.
8. ¡Pum-pum! ¡Bang-bang!.
9. El planeta sexual.
10. La punk.
11. La motosierra de Henry.
12. Statica pipols.
13. Polka de Brian. [Bonus Track]

pass: mymusikita

P.S. Gracias a Mymusikita por compartirnos el link.

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